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Biometría

El reconocimiento biométrico es “el reconocimiento automático de personas en función de sus características biológicas y comportamientos”. Es decir, la biometría se ocupa de los rasgos humanos singulares medibles, como la huella dactilar, el escaneo de iris o la manera en que una persona realiza determinadas acciones (como caminar o escribir en una computadora). Se trata de uno de los medios de identificación más confiables a nuestra disposición, ya que es sumamente difícil de falsificar.

Las organizaciones humanitarias utilizan cada vez más la biometría porque facilita enormemente la identificación de personas y la prevención del uso indebido de la asistencia humanitaria. Los medios de identificación convencionales e impresos (como los documentos de identidad físicos) son fáciles de falsificar y, en relación con la asistencia, pueden dar lugar a casos de duplicación, denegación o fraude. Además, los documentos de identificación impresos pueden perderse, destruirse o robarse con facilidad. Los datos biométricos, por su parte, permiten confirmar la identidad de las personas que no tienen otra forma de demostrar quiénes son, por ejemplo, en caso de estar escapando de su lugar o país de origen. Además de ser difíciles de falsificar, los datos biométricos, al ser producidos y almacenados de manera digital, facilitan la gestión eficiente de la ayuda humanitaria.
Al mismo tiempo, esta posibilidad de identificar a una persona fácilmente y a largo plazo también despierta fuertes interrogantes en cuanto a la ética y la protección de datos. Las organizaciones humanitarias recopilan datos con el objetivo expreso de brindar asistencia y protección a las personas que lo necesitan. El uso de esos datos con otros fines implicaría, por ende, traicionar la confianza depositada en las organizaciones por las personas que los otorgan, además de un posible riesgo de protección para ambas partes, según cómo se utilicen esos datos y quién tenga acceso a ellos.

Se trata de una preocupación normal en relación con cualquier tipo de datos humanitarios, pero, si consideramos lo difícil que es falsificar datos biométricos, no debería representar un problema en este caso. Las características que hacen que sean tan eficientes para la organización y la distribución de asistencia —el hecho de que sean propios de cada persona y puedan almacenarse, intercambiarse y cotejarse fácilmente entre organizaciones, incluso de manera transfronteriza— también pueden generar un problema si se utilizan con fines que no sean humanitarios (como la aplicación de la ley, la seguridad, el control fronterizo y de flujos migratorios, sin nombrar los posibles fines ilícitos).

Las organizaciones humanitarias reciben cada vez más presión para transmitir datos a autoridades nacionales o regionales con fines que exceden la labor humanitaria, con la justificación de que son necesarios por razones de seguridad nacional o acciones antiterroristas. Los terceros que suministran la tecnología para recopilar y almacenar datos biométricos (y de otro tipo) también son objeto de presiones similares. Este interés en los datos biométricos también habilita la posibilidad de que se intente acceder a ellos de manera ilícita por medios no autorizados (como en el caso de los piratas informáticos), lo que implica riesgos aún más profundos en materia de protección.

Cuando las personas otorgan sus datos personales para obtener ayuda en medio de una crisis, parten del supuesto de que esos datos no se utilizarán en su contra en otro momento.

Es por eso que, en la XXXIII Conferencia Internacional, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja promueve una protección más sólida y exhaustiva de los datos recopilados con fines humanitarios.