Medios para la edificación de un Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja exento de racismo, xenofobia y discriminación
Marzo 2022
Annika Norlin, David Loquercio – CICR
Amjad Saleem, Brian Diah, Gurvinder Singh – Federación internacional
En todas las sociedades, hay personas que sufren racismo y discriminación. Sus consecuencias tienen largo alcance: incrementan el riesgo de violencia interpersonal, exacerban las desigualdades, generan trastornos de salud mental y psicosociales, y dificultan el acceso a los servicios esenciales, especialmente en situaciones de crisis. El racismo y la discriminación hacen que las personas queden excluidas debido a cómo se ven o de dónde vienen.
El racismo y la discriminación –que sufren las personas negras, indígenas y otras personas de color, las personas de determinadas castas o de otros grupos marginados– tienen sus orígenes en la colonización. Han llevado a actitudes sistémicas profundamente arraigadas y a desigualdades de poder que se hacen visibles en las estructuras políticas, económicas y sociales. Estas, a su vez, han creado capas entrelazadas de discriminación y opresión que tienen consecuencias muy reales para los grupos e individuos.
La intersección entre estas dinámicas y la labor humanitaria presenta una realidad compleja, incluso dentro y para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (el Movimiento). Por ende, es un tema que merece analizarse. El taller organizado en el marco del Consejo de Delegados el 31 de marzo de 2022 tiene como objetivo abordar esta problemática.
Como miembros de un Movimiento mundial, no podemos ignorar que somos producto de nuestros contextos personales y, por lo tanto, recibimos la influencia de diferentes actitudes hacia el racismo y la discriminación. Debemos tomar conciencia de que la historia del Movimiento, los Principios Fundamentales y la labor humanitaria no nos hacen inmunes a los sesgos, los errores de percepción, los desequilibrios de poder, los privilegios, el racismo y la discriminación.
Un debate honesto puede revelar verdades difíciles que nos permitan comprender y reconocer los problemas y los desafíos que enfrentamos y las medidas que debemos adoptar para abordarlos. Los desequilibrios de poder, los privilegios, los sesgos inconscientes, los procesos y los sistemas que brindan a algunas Sociedades Nacionales más recursos y un lugar en la mesa de negociaciones pueden dar lugar a relaciones y prácticas de trabajo desiguales. Para abordar los problemas sistémicos y estructurales, las normas culturales y los sesgos y miedos individuales, debemos desafiar el sistema, los patrones de financiación, la cultura y las estructuras que mantienen y perpetúan los privilegios de algunos grupos e individuos y restringen los derechos y privilegios de otros. Debemos estar preparados para cuestionar este estado de cosas y plantear los siguientes interrogantes: ¿Las personas pueden verse representadas aquí? ¿Nuestra cultura organizacional se relaciona con las experiencias de vida de las personas? ¿Cómo priorizamos los puntos de vista de las comunidades locales y cómo trabajamos con ellas?
El rechazo de la discriminación y la desigualdad de todo tipo constituye la esencia de nuestros Principios Fundamentales y de nuestros valores. Nuestro principio de imparcialidad requiere que no haya discriminación por motivos de nacionalidad, raza, creencia religiosa, clase u opinión política. Esta es una condición necesaria para respetar debidamente a los seres humanos, como establece en el principio de humanidad. Es una actitud fundamental para que logremos aliviar el sufrimiento de las personas con necesidades. También es importante recordar que esto se extiende a quienes somos y a quienes prestamos servicios. Nuestro principio de neutralidad no significa permanecer en silencio ante el racismo y la violencia. Significa hablar y pasar de una instancia pasiva de no cometer directamente ningún acto racista o discriminador (como no reconocer las diferencias y no abordar activamente los sistemas de opresión) a desmontar el racismo sistémico.
Necesitamos trasformar el Movimiento para que se caracterice por una asistencia humanitaria antirracista, descolonizada y descolonizadora. Como parte del Movimiento, debemos tener el valor de impulsar este debate y la sensibilidad necesaria para que todos los puntos de vista sean considerados. La lucha por el antirracismo, la diversidad, la igualdad y la inclusión es moral.Debemos actuar mejor, no solo porque es lo correcto, sino porque es moralmente correcto tratar a las personas con dignidad, respeto y humanidad.
A través de los años, muchas promesas estatutarias han dado lugar a estrategias, políticas y planes operacionales relacionados con la diversidad, la inclusión y la protección. Sin embargo, todavía nos falta mucho para propiciar conversaciones honestas sobre racismo, discriminación y xenofobia. Debemos hacer mucho más para generar confianza entre nosotros y con las comunidades locales y para mejorar el respeto por las comunidades y la aceptación de la diversidad. Todos los debates deben ir acompañados de actos y acciones a largo plazo que fomenten la comprensión y el apoyo de las mejores prácticas en el Movimiento y que permitan que todas las voces sean oídas y respetadas.
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