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Amjad Mohamed-Saleem (Federación Internacional de las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja) y Ariana Lopes Morey (Comité Internacional de la Cruz Roja)

Figura 1: formación en YABC, en Irak (Ahmed Al Rubaie, 2021)

Parece una tarea imposible resumir en palabras los actuales desafíos geopolíticos de nuestra época y el consecuente sufrimiento humano en todo el mundo. La búsqueda de adjetivos adecuados para describirlos puede sentirse como un ejercicio de sensacionalismo o de cinismo. Aun así, es preciso poner sobre el tapete algunas tendencias importantes para ubicar el tema del presente artículo en contexto y perspectiva. Las naciones siguen luchando con intereses discrepantes, disparidades económicas, conflictos territoriales y grietas ideológicas. Las tensiones escalan fácilmente y dejan expuesta la fragilidad de nuestras instituciones y sociedades. En un nuevo artículo, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha identificado tendencias alarmantes que ponen de manifiesto un recrudecimiento de los conflictos armados internacionales y no internacionales a partir de la década de los noventa, en particular, la triplicación de los conflictos armados no internacionales desde el año 2000[1]. La intensificación de la violencia y la inseguridad perturba a las sociedades; en consecuencia, se exacerban las vulnerabilidades y se socava la confianza pública en las instituciones locales e internacionales, al igual que la confianza mutua. El índice de paz mundial correspondiente a 2023 pone de relieve la susceptibilidad de las naciones ante las perturbaciones externas, como pandemias, problemas económicos y emergencias climáticas, que agudizan los efectos de los conflictos armados y otras situaciones de violencia. El Movimiento está consternado ante el creciente sufrimiento humano que presencia en todo el mundo y siente que es un momento crítico para que, como parte de la comunidad internacional, volvamos a la pregunta de siempre: ¿cuál es la relación entre la acción humanitaria y la búsqueda de la paz?

Hace tiempo que se percibe una tensión entre la acción humanitaria y la labor por la paz. Es comprensible, ya que los principios de neutralidad e independencia limitan el grado en que las organizaciones humanitarias pueden participar en el profundo proceso político de consolidación de la paz. Asimismo, la paz siempre ha sido un imperativo humanitario. No existe un modo más eficaz de afrontar el sufrimiento humano causado por conflictos armados y situaciones de violencia que no sea el de trabajar para eliminarlo. Por lo tanto, a lo largo de su historia, el Movimiento ha analizado y debatido su contribución específica a la paz, que deriva de su profundo y duradero compromiso con los principios generales de humanidad y respeto de la dignidad. Es más, en los últimos cien años, el Movimiento produjo casi ese mismo número de resoluciones y documentos relativos a la paz[2].

En respuesta al agobiante y cada vez mayor impacto de los conflictos armados y desastres naturales, y las consecuentes vulnerabilidades, el Movimiento debe redoblar sus esfuerzos para contribuir a la resolución de los conflictos y a la prevención, según se establece en los Estatutos y los respectivos cometidos de sus componentes: fomentar los valores humanitarios mediante la educación, promover la comprensión del DIH y su respeto, alentar la participación de la juventud local y propiciar la cooperación multilateral. Esos esfuerzos son esenciales para promover el respeto por la dignidad humana y mitigar los riesgos de la violencia, la discriminación y la exclusión, así como para fomentar la coexistencia pacífica.

La paz es un valor fundamental del Movimiento desde siempre. Su lema, Per humanitatem ad pacem —“Por la humanidad hacia la paz”—, destaca su empeño en la promoción de la paz como objetivo final para todas las sociedades y como condición necesaria para que de veras se alivie el sufrimiento humano. En los Estatutos del Movimiento, consta que “mediante su acción humanitaria y la difusión de sus ideales, el Movimiento favorece una paz duradera” y se define “paz duradera” no en términos de la simple ausencia de guerra, sino como un proceso dinámico de colaboración fundamentado en el respeto de la libertad, de la independencia, de la soberanía nacional, de la igualdad, de los derechos humanos, y en una justa y equitativa distribución de los recursos para atender las necesidades de la población. El proceso se basa en los Principios Fundamentales y se sustenta en un sentimiento universal de solidaridad hacia quienes tengan necesidad de protección y asistencia. El compromiso del Movimiento con el diálogo, la cooperación y los valores humanitarios ha evolucionado en el transcurso de su extensa historia.

El Movimiento mantiene intacta su dedicación a buscar una solución positiva y constructiva a los problemas, las tensiones y la violencia. Esa determinación se refleja en diversas resoluciones y promesas formuladas en las Reuniones Estatutarias de las últimas décadas. En la resolución actual, se mencionan algunos de los principales elementos que componen el aporte singular del Movimiento en este ámbito, entre otros, promover el DIH, apoyar el liderazgo y la participación de las comunidades locales y reconocer la importancia de la juventud y el servicio voluntario, según los cometidos específicos y complementarios de los diferentes componentes del Movimiento. También invita a reflexionar con más profundidad y a reunir evidencia para comprender mejor los efectos de esos esfuerzos para lograr la paz. El Consejo de Delegados celebrado en 2024 ofrece una oportunidad pertinente para retomar y reafirmar su compromiso de apoyar la paz y la resiliencia, como la red humanitaria más grande del mundo.

Más información sobre este tema

CICR, “¿Cuál es la definición de ‘conflicto armado’ según el derecho internacional humanitario?”, documento de opinión, 16 de abril de 2024, última consulta: 24 de abril de 2024. Disponible en https://www.icrc.org/es/doc/resources/documents/article/other/armed-conflict-article-170308.htm

https://international-review.icrc.org/sites/default/files/S0020860400007476a.pdf

https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/002234338702400308

https://international-review.icrc.org/sites/default/files/S002086040006592Xa.pdf

https://www.nobelprize.org/prizes/peace/1963/red-cross/history/

https://www.international-alert.org/blogs/world-humanitarian-summit-2016-how-better-engage-peacebuilders-and-humanitarians

https://www.icrc.org/en/document/100-steps-to-peace-first-humanitarian


[1]CICR, “¿Cuál es la definición de ‘conflicto armado’ según el derecho internacional humanitario?”, documento de opinión, 16 de abril de 2024, última consulta: 24 de abril de 2024. Disponible en https://www.icrc.org/es/doc/resources/documents/article/other/armed-conflict-article-170308.htm.

[2] Entre 1921 y 1985, se adoptaron 74 resoluciones y documentos, que están compilados en “To Promote Peace: Resolutions on peace adopted by the International Movement of the Red Cross and Red Crescent since 1921”, CICR y Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Ginebra, julio de 1986. Desde 1985 hasta la actualidad, se adoptaron más resoluciones, lo que revela la voluntad constante por parte del Movimiento de reflejar su función como factor de paz desde diversos ángulos.

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