A dos años de la Carta sobre el clima y el medio ambiente: avances y desafíos
Catherine-Lune Grayson, responsable del equipo de Políticas del CICR; Amir Khouzam, asesor sobre Políticas del CICR; Ninni Ikkala Nyman, responsable interina de Clima y Resiliencia de la Federación Internacional
La incidencia humanitaria de la crisis climática es más visible que nunca; en todo el mundo, las tormentas, sequías, olas de calor y otros fenómenos similares se están volviendo más intensos, más frecuentes y menos predecibles. Nos resulta muy claro que ya no estamos meramente al borde del cambio climático, sino que experimentamos sus efectos a diario, y es urgente tomar medidas.
En 2019, durante la XXXIII Conferencia Internacional, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (Federación Internacional), junto con varias Sociedades Nacionales, se comprometieron a disponer lo necesario para fortalecer la resiliencia de las comunidades ante el cambio climático y movilizar al sector humanitario a fin de mejorar su capacidad de respuesta a las crisis climáticas y ambientales. La carta que nació de esa iniciativa, redactada con el espíritu del Código de conducta de 1994 para el Movimiento y las ONG en el socorro en casos de desastre, contenía compromisos claros y ambiciosos de llamar a la comunidad humanitaria a la acción.
Transcurridos dos años, la Carta ha alcanzado sus objetivos iniciales. En los primeros doce meses, más de 100 organizaciones humanitarias firmaron el documento; para fines de 2022, ya eran casi 350. Entre los firmantes se cuentan más de 120 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, organismos de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales no gubernamentales, organizaciones locales, institutos de investigación y grupos de reflexión sobre asuntos humanitarios, todos ellos resueltos a responder a la crisis climática, así como a limitar su propio impacto ambiental y sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Además de reunir a los signatarios, la Carta ha servido para dar impulso a la acción humanitaria en respuesta al cambio climático. En las COP 26 y COP27, los signatarios publicaron declaraciones conjuntas sobre la necesidad de tomar medidas urgentes y ambiciosas relativas al clima. Por otra parte, diversos documentos de orientación de todo el espectro humanitario hacen referencia a los siete claros y ambiciosos compromisos de la Carta[1]. El texto, redactado desde el sector humanitario y para él, recibió el respaldo oficial del Movimiento durante el Consejo de Delegados de 2022.
Con miras a la XXXIV Conferencia Internacional, es importante considerar la aceptación de la Carta más allá del Movimiento y del ámbito humanitario. En función del interés que han mostrado los Estados, se agregó la categoría de “patrocinadores”, que ya cuenta con once miembros oficiales, entre ellos varios Estados que hacen importantes donaciones a nuestro sector. La comunidad de donantes en su conjunto también está activa: el contenido y la estructura de la Carta se tomaron como base para una declaración de los donantes, redactada por la Unión Europea y Francia, en la que se expresan los compromisos de los donantes humanitarios de apoyar la respuesta del sector humanitario a la crisis climática.
Hasta la fecha, el CICR, la Federación Internacional y el Consejo Internacional de Organizaciones Voluntarias han asumido el liderazgo en lo que respecta a la Carta. Ahora que el período de movilización se acerca a su fin, el proyecto está pasando a una nueva etapa crucial: el sector humanitario debe traducir sus compromisos en acción. Para ello, se necesita inversión y esfuerzo; las organizaciones tendrán que conocer mejor los riesgos climáticos, tenerlos en cuenta en sus actividades y generar respuestas humanitarias adecuadas.
En rigor, las organizaciones ya han comenzado a formular metas específicas y las hojas de ruta correspondientes. Dentro del Movimiento, tanto el CICR como la Federación Internacional han establecido metas de ese tipo: el primero ha redactado un plan de acción, y la segunda está trabajando con las Sociedades Nacionales para ayudarlas a formular sus propias metas y estrategias.
La Carta constituye un marco que permite reunir conocimientos y experiencias accesibles para los componentes del Movimiento y el sector humanitario en general. El paso siguiente consiste, entre otras cosas, en la formulación de medidas que establezcan una estructura de gobierno para la Carta, orientada al funcionamiento eficiente y sostenible de la plataforma. Se necesitará la cooperación entre todas las partes interesadas, incluidos los Estados, las organizaciones humanitarias y los componentes del Movimiento, para alcanzar los objetivos planteados.
Los retos son evidentes, al igual que la necesidad de encarar medidas ambiciosas. La Carta representa una respuesta colectiva al problema más acuciante de la actualidad. Si bien se han hecho algunos avances, aún queda mucho por hacer.
Más información sobre este tema
Sitio web: Carta sobre el clima y el medio ambiente para organizaciones humanitarias
Sobre los orígenes de la Carta: “La inclusión era clave” (en inglés)
Acción conjunta: la Carta sobre el clima y el medio ambiente para organizaciones humanitarias (en inglés)
[1] Para más información sobre los siete compromisos de la Carta (a saber, fortalecer nuestra respuesta ante a las crecientes necesidades humanitarias, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, acoger el liderazgo de los actores locales, aumentar nuestros conocimientos y comprensión del tema, trabajar de manera colaborativa, movilizar la acción climática ambiciosa, y elaborar y poner en práctica objetivos), consulte el sitio www.climate-charter.org/es/.
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